Pero en forma central para el Colegio Zorrilla, todo esto debe coincidir para dar a los alumnos libertad y seguridad física y emocional.
Cuidar y cuidarnos
La seguridad se instrumenta en la proximidad, en un vínculo personal de conocimiento entre los educadores y cada alumno. Este reconocerse por su nombre y como persona es una estrategia de educación afectiva y una fuente de seguridad emocional. En la proximidad es que se comunican las necesidades y se proporcionan respuestas, contención y atención.
Prevenir y curar
A través de la Escuela de Padres ayudamos a comunicar y mitigar incertidumbres y saber cómo alcanzar juntos las metas educativas.
Se trabaja en prevención a través de ciclos de charlas y conferencias dirigidas a padres. También con los alumnos mediante talleres que abarcan distintas temáticas.
Convivencia con límites. El Colegio propone sentirse como en casa y de hecho se convierte para los alumnos en el lugar "donde juntarnos". Proporciona un marco de convivencia y límites precisos dónde los propios niños y jóvenes se protegen entre sí.
El egresado Marista sabe que la seguridad depende en gran medida de sí mismo. No responde a la obediencia arbitraria, sino a las decisiones que se toman en forma deliberada y consciente.